Hubo un momento en la última cena de gala a la que asistió Letizia, la que ofreció en su honor la reina Margarita de Dinamarca, en que
vimos a la monarca española ligeramente fuera de la situación. La coyuntura era complicada, pues tenía a la derecha al príncipe Federico, recién pillado con su amiga española; a la izquierda a la soberana danesa, comprensiblemente enfadada por su hijo, y enfrente al rey Felipe, este sí disfrutando de una animada charla con la princesa Mary, que disimulaba. Pues bien:
anoche, en los Premios Francisco Cerecedo, no hubo nada que disimular.

No se puede decir que la reina española tenga la virtud del disimulo: sus artes interpretativas brillan, más bien, por su ausencia.
A Letizia se le nota todo, también cuando asiste a un evento que disfruta. El Premio Francisco Cerecedo que concede la Asociación de Periodistas Europeos es uno de ellos. Aquí la monarca no teme quedarse fuera, pues
como periodista que conquistó el ‘prime time’ está dentro por méritos propios. Este año ni siquiera se empeñó en lucir vestidazo, como casi siempre que acompaña en una cena al rey Felipe. No le hace falta.

La reina destacó entre los invitados vestida de blanco

Letizia llegó al Hotel Westin Palace como una nueva Marisol: como un rayo de luz entre tanto traje oscuro, no solo de los señores sino de las señoras también. Pese a que la profesión se feminiza en su base, los lugares de poder aún siguen en manos masculinas, como se visibiliza cada año en este y
otros premios de calado similar. Por necesidad o por simpatía, las cinco periodistas miembros del jurado
también se vistieron de negro, así como otras profesionales invitadas. En la foto de familia, solo Isabel Rodríguez, ministra de Vivienda y Agenda Urbana, se atrevió a decir ‘aquí estoy yo’ con un conjunto de falda negra camisa blanca.

Foto de familia con el jurado de los Premios de Periodismo Francisco Cerecedo, el ganador, Carlos Alsina, y los reyes. /

CASA REAL

Inevitablemente, quien más quien menos se deja impresionar por la imponente pareja que forman Felipe y Letizia. Más los políticos, sobre todo la ministra de Vivienda y Agenda Urbana, a la que se le nota cierta bisoñez. Menos, los periodistas veteranos, en especial el avezado en mil batallas parlamentarias Miguel Ángel Oliver, secretario de la Asociación de Periodistas Europeos. De hecho, en la misma entrada del Palace
Letizia quiso acelerar y dejar atrás al rey para saludar a Oliver, que esperaba al pie de la escalinata. Seguro que la reina no apresura tanto el paso para estrechar la mano de muchos.

Los reyes se rieron de lo lindo con el discurso de Alsina

Sabemos que a la reina Letizia le motivan especialmente los actos como los Cerecedo, en los que puede intercambiar pareceres con antiguos colegas de profesión. Se hecho, en una ocasión se entretuvo tanto charlando en el cóctel de bienvenida, que
el rey Felipe tuvo que ir a buscarla porque sin ella no podía comenzar la cena. En esta ocasión, la monarca no se privó de charlar con algún que otro periodista, pero
lo que más disfrutó fue el discurso del premiado, Carlos Alsina.

No fue Letizia sino el rey Felipe quien entregó el cuadragésimo Premio Francisco Cerecedo a Carlos Alsina, una estatuilla y un suculento cheque de 24.000 euros. El monarca es presidente de honor de la Asociación de Periodistas Europeos que lo convoca y que
ha premiado en estas cuatro décadas a nueve mujeres: Nativel Preciado (1986), Maruja Torres (1990), Carmen Rico Godoy (1996), Soledad Alameda (2002), Soledad Gallego-Díaz (2007), Barbara Probst Solomon (2008), Pepa Bueno (2010), Anne Applebaum (2021) y Pilar Bonet (2022).

Letizia se adelantó al rey Felipe para saludar a Miguel Ángel Oliver, maestro del periodismo parlamentario. /

LIMITED PICTURES

Pero vayamos al discurso, porque muy pocas veces podemos ver a los reyes Felipe y Letizia riéndose abiertamente, casi carcajeándose. El culpable de esta explosión de risas, no solo en los monarcas sino en todas las mesas que ocupaban los invitados, fue Carlos Alsina, quien leyó un discurso a la altura de la ironía que dicen que tuvo Francisco ‘Cuco’ Cerecedo. Entre broma y broma, aludió a la virgen de Covadonga (guiño a Letizia) y
al funeral de Lola Flores.

Las risas más sueltas, también en Felipe y Letizia, llegaron sin embargo con las ironías dedicadas a Alberto Núñez Feijóo, presente en la sala y, sobre todo, a Pedro Sánchez. Al presidente del Gobierno debieron pitarle los oídos a eso de las nueve de la noche, cuando el flamante premio Francisco Cerecedo comenzó a
disparar zasca tras zasca. Los recibió con sonrisa la única ministra socialista presente. Feijóo, sin embargo, llevó una corte más nutrida: se rieron con él Cuca Gamarra y Borja Sémper.

Hubo un momento, cosa de un segundo, en el que la reina Letizia dejó ver lo poco protocolaria que debe ser su día a día en casa. Fruto de un descuido o de la misma risa, la monarca dejó caer la servilleta y, contra todo pronóstico, comenzó a agacharse para recogerla. Como hubiera hecho cualquiera. No llegó, sin embargo, a conseguirlo. Rápidamente, personal del hotel
impidió que se agachara y le recogió la servilleta rebelde y caída. Pocas veces tan clara la diferencia entre cómo te ves y cómo te ven.

Chenoa ha tenido que volver a sacar el chándal gris. El programa ‘Fiesta’ fue el primero en confirmar la ruptura de la cantante y Miguel Sánchez Encinas tras
un año y medio de matrimonio. Las causas de su separación, explicaba el espacio, se podría deber a «dificultades en la convivencia y la posibilidad de la existencia de terceras personas», aunque la propia artista lo negaba poco después y tampoco cerraba la puerta auna posible reconciliación.

Al parecer la decisión se habría tomado después de un tiempo de desgaste. Lo más soprendente es que no se conocía ningún tipo de crisis de pareja y que la noticia trascendía poco antes de que la cantante volviera a la televisión para ser la presentadora del nuevo formato del concurso que la vio nacer como artista: Prime Video ha rescatado
Operación Triunfo y ha colocado a Chenoa al frente de él.

Así es el doctor Sánchez Encinas, el gran apoyo de Chenoa (hasta ahora)

Sánchez Encinas es
médico especializado en urología. Compagina su labor como responsable de dicha especialidad en la clínica Ruber Internacional de Madrid con ser profesor asociado en la Facultad de Ciencias de la Salud en la Universidad Rey Juan Carlos. Además, es jefe del servicio de urología en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos.

Entre la profesión Miguel es muy respetado y valorado hasta el punto de que la revista Forbes le nombró como uno de los mejores 100 médicos españoles por especialidades. Una noticia que compartió en su perfil de la red social ‘X’, donde su último mensaje era
una imagen de Chenoa en apoyo a una causa social promovida por su hospital donde decía: «Gracias Laura por tu generoso apoyo».

A nivel personal, es divorciado y padre de dos niñas, Alba y Sofía. Ambas mantenían
buena relación con la que ha sido mujer de su padre hasta hace poco (de hecho, siguen siéndolo) y formaron parte de la boda entre ellos celebrada en 2022. La mayor fue testigo en la boda y la pequeña se encargó de llevar las alianzas.

El ‘sí, quiero’ entre Chenoa y Miguel que no llegaba nunca

Se conocieron en
una cena organizada por unos amigos. «Lo primero que escuché fue la voz y ya buff… Llegué la primera a la cena y cuando le oí hablar dije ¿perdona? y luego cuando lo vi pensé ¡qué guapo! me lo pusieron enfrente, fue un poco bastante natural, desde ahí», explicó en una charla televisiva con
Bertín Osborne en 2021.

Chenoa, en el debut de la nueva entrega de Operación Triunfo. /

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Posteriormente, llegó
la pedida en 2019. «Le propuse matrimonio en el Jardín de los Naranjos, en lo más alto del Monte Aventino, una de las siete colinas de Roma», relató en una entrevista para ¡Hola!. Tras ello, la celebración parecía estar maldita. No la pudieron celebrar y tuvieron que posponerla en dos ocasiones. Al final, el enlace tuvo lugar en la
sierra de Tramuntana. El vestido de Chenoa estaba firmado por Hannibal Laguna.

Hasta la isla se trasladaron también algunos de
sus compañeros de Operación Triunfo.
Gisela, Geno, Natalia y Alejandro Parreño fueron invitados a la boda. Esta también fue una de las polémicas a la que tuvo que hacer frente al tener que dejar otros compañeros del mítico concurso fuera. Ella intentço salir al paso afromando que era una ceremonía íntima y para «los más cercanos».

Pasada la tormenta mediática de su ruptura, Chenoa ahora se centra en uno de los
retos profesionales más importantes de su carrera acompañada de Xuso Jones y de
Noemí Galera. «Es cerrar el círculo. No me lo pensé, es natural querer tanto un formato», afirmaba. El 15 de noviembre arrancó esta nueva edición que continúa hoy, 27 de noviembre, con la primera gala de los que podrían ser en poco tiempo tan globales como Bisbal y tan mediáticos como la propia Chenoa. El tiempo lo dirá.

Este fin de semana estaba previsto que
Luis del Olmo recogiera la Antena de Oro, pero un inoportuno
accidente doméstico en la bañera de su casa de Barcelona impidió que pudiera acudir. Por suerte, no tuvo mayores consecuencias y ya se recupera en su domicilio, acompañado por su mujer, Mercedes González.

A sus 86 años, Luis del Olmo es una de las figuras más reverenciadas de la
historia de la radio de nuestro país. Hace tan solo unos meses, en MujerHoy nos poníamos en contacto con él para hablar de lo que significó en su vida
Mari Carmen y sus muñecos, con quien tantos años trabajó y con quien mantenía una gran amistad.

«Comenzamos nuestra colaboración en 1987 en la Cadena Cope, pero mi Mari Carmen y sus muñecos continúan muy presentes porque forman parte de la herencia de Protagonistas. Mari Carmen y sus magníficas actuaciones radiofónicas están en multitud de recuerdos de los museos de la radio que tengo en Ponferrada y Roda de Berà. Porque
Mari Carmen es historia viva de la radio ya», nos decía el pasado 16 de junio.

Fue el 13 de diciembre de 2013 cuando Luis del Olmo se jubiló. Una despedida de las ondas que
dejó huérfanos a millones de oyentes que tampoco fue fácil para él, pues fue la mayor pasión de su vida, que le llevó a renunciar a muchas cosas personales, como él mismo reconoció en diversas entrevistas. Aun así, logró mantener un
buen equilibrio entre su vida privada y la profesional.

Una vida feliz, pero con ciertos matices dolorosos

Prueba de ello son sus
50 años de matrimonio con Mercedes González, sus tres hijos, Luis, Jorge y Enrique, y sus nada menos que 14 nietos. Son su mayor tesoro, pero tampoco lo podemos disociar del enorme éxito profesional que ha cosechado durante su brillante carrera, que comenzó en su Ponferrada natal. Aunque estudió Ingeniería de Minas, se sacó plaza por oposición en RNE en 1962 y el resto es historia…

Con motivo de su 85 cumpleaños le entrevistaba la periodista Paloma Barrientos a Luis del Olmo hacía una perfecta definición o síntesis de su vida en las siguientes palabras: «Soy un hombre con
una vida privilegiada por haberme dedicado a lo que más me gustaba. Se cumplió el sueño de un chaval que nació en Ponferrada y llegó a conectar con millones de españoles. Mi calendario de vivencias es enorme y soy feliz».

Luis del Olmo en una imagen en los años ochenta. /

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En el balance de lo negativo dejaba la muerte de dos de sus hermanos en un muy corto espacio de tiempo en las fechas en las que se realizó la mencionada entrevista y las diferentes ocasiones en las que la
banda terrorista ETA intentó asesinarle. No hacía mención a otro episodio muy duro de su vida, cuando fue estafado por
uno de sus mejores amigos, Rogelio Rengel, quien fue también el editor de la extinta revista Don Balón.

«Era un hermano para mí, administraba mi dinero, pero sentía que era como si fuese de mi familia. Tenía una llave de mi casa, yo entraba en su casa y él en la mía como en la de un familiar… Viajamos juntos en vacaciones… Por eso la bofetada ha sido más gorda. Confiaba en él», manifestaba el periodista en El Programa de Ana Rosa. «Es la traición más dura que he sufrido», concluyó.

El juicio se celebró en 2016 y Rangel sólo reconoció haber estafado
3,7 millones de euros a Luis del Olmo, a quien le habían sustraído entre 2005 y 2011 en torno a 15 millones. Finalmente, la sentencia fue condenatoria. En abril de 2018 el Supremo confirmaba la condena de 10 años de cárcel y 14,3 millones de euros en responsabilidad civil, como ya había dictado la instancia previa, la Audiencia Provincial de Barcelona en 2017. Luis deseaba que cumpliera su condena por lo que había hecho, aunque manifestaba que estaba convencido de que
jamás recuperará ese dinero.